Los que tienen
las respuestas.

En el departamento de asesoramiento de modelos antiguos de Unimog, los teléfonos de Paul Schneider y Karl-Josef Leib siempre están sonando.

La puerta gris, poco llamativa pero robusta, de un edificio secundario del museo de Unimog de Gaggenau se abre. «¿Seguro que no se ha equivocado?», exclama el hombre que aparece en el umbral. No nos hemos equivocado: con motivo del aniversario del Unimog, nos esperan horas de descubrir una sección muy especial.

Aquí se trata de modelos antiguos.

Dentro, nos saluda silenciosamente el modelo del cumpleaños: un imponente Unimog con superestructura de acampada llena la mayor parte de la sala del taller, en cuyo piso superior entramos en una oficina llena de armarios. Ese es el reino de Karl-Josef Leib y Paul Schneider, dos fanáticos absolutos del Unimog y directores del departamento de asesoramiento de modelos antiguos del museo de Unimog de Gaggenau. Entre carpetas de documentos, libros técnicos y teclados de ordenador hay banderolas con imágenes del Unimog, fotos de los nietos y piezas viejas del legendario Special Truck, alrededor del cual todo gira en esta oficina.

«De los modelos antiguos se encargan los viejos», dice Paul Schneider guiñando un ojo. Sin embargo, la imagen no es del todo correcta. Karl-Josef Leib y Paul Schneider ya han terminado su vida profesional, pero la jubilación era demasiado aburrida para ellos. «Todos acabamos volviendo», cuenta Paul Schneider riendo. Paseos con el perro, más tiempo para la familia y los amigos, pescar y cazar... todo eso está muy bien. Sin embargo, la «fiebre», como llama a su amor por el Unimog, no lo ha abandonado.

Fue su amigo Karl-Josef Leib quien tuvo la idea de embarcar a Paul Schneider en el asesoramiento de modelos antiguos. «Desde 2015, el museo de Unimog de Gaggenau se encarga del servicio de asesoramiento de modelos antiguos Unimog en la fábrica de Wörth», explica Paul Schneider. «Ayudamos al servicio posventa de Unimog, a talleres independientes y a clientes particulares, por supuesto, en todo el mundo». El equipo de cuatro personas en torno a Leib y Schneider ayuda en dudas sobre reparaciones, literatura, tarjetas de datos y fuentes de referencias para superestructuras y recambios.

Conocimiento acumulado y experiencia de décadas.

Hoy, el teléfono tampoco para de sonar en la oficina. «Cuando alguien nos llama y nos pregunta por el código de color de la pintura original de un determinado modelo de los años 50, podemos averiguarlo», cuenta Karl-Josef Leib mientras nos lleva a otra sala atravesando un pasillo. Allí, ambos expertos han ido creando un archivo técnico a lo largo de los años. Documentos mecanografiados con precios en marcos, documentos y fotos, manuales técnicos y planos de construcción: un pequeño museo secreto, a un tiro de piedra del museo de Unimog. Se usa a diario para investigar, y Karl-Josef Leib conoce a fondo los armarios y los cajones del archivo. Sin embargo, una gran parte del conocimiento que él y Paul Schneider tienen está en sus propias cabezas.

Unimog como pan de cada día.

No es de extrañar, ya que a lo muchos años de trabajo «en Daimler» se añaden incontables horas de tiempo libre dedicadas al Unimog. Ambos entusiastas del Unimog se contagiaron de la «fiebre del Unimog» ya de jóvenes. Paul Schneider aprendió el oficio desde cero. Primero una formación como mecánico de vehículos, luego el paso a Hamburgo, donde estudio fabricación de vehículos industriales y carrocerías.

«En 1981 entré en Daimler, en la sección de literatura del servicio de atención al cliente, allí escribí literatura técnica por primera vez». A esto le siguieron puestos en recambios, la dirección de formaciones de garantía, servicio de atención al cliente en Alemania y, después, Paul Schneider pasó a encargado comercial de exportación en países como Portugal, Austria y Grecia. «Fue una época bonita. No había smartphones y, si te perdías, no sabías nada de la oficina durante semanas», recuerda Paul Schneider. Más tarde, dirigió el servicio comercial para Alemania. Sus últimos años laborales se centraron en el asesoramiento de Unimogs del ejército.

El Unimog empieza donde otros se paran.

Karl-Josef Leib, director del departamento de asesoramiento de modelos antiguos, museo de Unimog de Gaggenau

«Visto así, mis conocimientos son muy amplios», interviene Paul Schneider humildemente al repasar su trayectoria al servicio del vehículo multiusos. «Aun así, luego alguien llama porque ha desmontado un cambio y pregunta cómo hay que colocar un tornillo. Ahí tengo que decir que lo siento, buscar el libro y mirarlo yo mismo», dice Paul Schneider.

Saber de dónde sacar la información es un punto decisivo. En caso de emergencia, van directamente al museo con la camilla y se tumban debajo de una de las piezas de exposición. «Una vez, un cliente quería saber cómo podía montar en el Unimog un Bingener Seilzug, un implemento diseñado para trabajar en viñedos en pendiente descendente muy inclinada, y no teníamos ningún documento al respecto. Pero teníamos un Unimog con un Bingener Seilzug en el museo. Hice fotos desde abajo para que el cliente pudiera ver cómo estaba hecho el montaje».



Este año, el Unimog celebra un cumpleaños especial.

 

Hacemos una retrospectiva de los 75 años del equipo de motor universal. Y miramos con alegría hacia el futuro.

75 años de Unimog. Power for a purpose.

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Siempre allí donde se le necesita.

Un uso que vale la pena. «Lo más bonito de trabajar con modelos antiguos es que solo tratamos con clientes que están completamente satisfechos con el Unimog, que se lo pasan bien con él y que quieren seguir conservándolo», así explica Karl-Josef Leib su motivación. Él mismo es parte del grupo objetivo de asesoramiento de modelos antiguos: tiene cuatro vehículos multiusos. «El vehículo de diario se queda fuera y los Unimog están secos y calentitos en el garaje».

Se acuerda perfectamente de la primera vez que subió a un Unimog: «En 1975 entré como aprendiz en un taller de servicio al cliente y pude montar como acompañante en el terreno de pruebas de Sauberg. Por supuesto, aquello fue el inicio de la fiebre». Con 20 años, compró su primer Unimog, un 411. Ya entonces trabajaba en el servicio al cliente después de haber acabado su formación como mecánico de vehículos en Daimler. Como montador del servicio al cliente, viajó por todo el mundo, igual que Paul Schneider. «En 1993 pensé que tenía que dejar de viajar y me centré en la literatura para turismos, pero lo dejé rápidamente y de 1995 a 2005 estuve dirigiendo formaciones para mecánicos y clientes en todo el mundo», resume Karl-Josef Leib su trayectoria. «A menudo estaba en los lugares más complicados. El Unimog empieza donde otros se quedan parados y va adonde se le necesita».

En 2005, sus caminos se cruzaron en el departamento de asesoramientos de zonas con Paul Schneider, en 2013 cambiaron de orientación. «Después de 40 años de servicio, me decidí a hacer algo totalmente distinto». Karl-Josef Leib se convirtió en director técnico del museo de Unimog, y participó en la creación de su taller. «Siempre me he ocupado más de las preguntas técnicas que del trabajo en el museo», cuenta el especialista.

«Las dudas nunca dejaban de llegar, así que la fábrica de Wörth decidió que el museo de Unimog debía tener un departamento propio de asesoramiento técnico». El nacimiento del asesoramiento de modelos antiguos. «Tuve la suerte de que, en aquel momento, mi amigo Paul no sabía qué hacer con su tiempo», recuerda Karl-Josef Leib riendo. «El personal de servicio es una clase distinta de personas», explica. «Hay que estar a gusto en situaciones difíciles, así se crece como equipo de servicio posventa. Eso lo hizo todo más fácil, simplemente llamé a viejos amigos y formé un grupo de asesoramiento técnico magnífico».

Fanáticos del Unimog y profesionales al mismo tiempo.

Para los apasionados del Unimog como Paul Schneider y Karl-Josef Leib, los encuentros anuales de Unimog son citas ineludibles. Incluso aunque a menudo tengan que involucrarse profesionalmente. «Hay gente que sabe quiénes somos y nos piden consejos». A ellos no les suele molestar en absoluto. «También es un tipo de servicio posventa que un departamento normal no puede dar». Además, «cada Unimog que llega a esos encuentros ha vivido muchas cosas. El asesoramiento de modelos antiguos contribuye de manera importante a dar una nueva vida a los Unimog más antiguos», dice Paul Schneider para resumir la esencia de su trabajo. Apenas ha terminado de hablar, el teléfono vuelve a sonar. Responde: hay nuevas preguntas que responder. Él y Karl-Josef Leib tienen las respuestas.

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