La preparación lo es todo.
En 2018, el RM II tomó la salida del rally. Por desgracia, tuvo que despedirse por una avería del motor provocada por sobrecalentamiento de una tobera de inyección antes de que acabara el rally. Sin embrago, los pilotos de rally de Eggenstein, cerca de Karlsruhe, no estaban sorprendidos. El vehículo había salido a la pista directamente del taller.
«Hemos aprendido de lo ocurrido el año pasado», dice Christian Koepke. Por eso, probaron lo que podía resistir el RennMog II reparado. Y, por si las moscas, el equipo ha llevado aún más recambios para el Rallye Breslau 2019, por ejemplo, toberas de inyección más estables de fabricación propia.
En la primera etapa quedó claro que la planificación de los de Eggenstein tenía su razón de ser: como en 2018, un inyector sufrió sobrecalentamiento y el equipo condujo todo el día solo con cinco cilindros. Sin embargo, por la noche pudieron montar las piezas que traían.
De infarto.
Al final de la cuarta etapa, el equipo tenía 80 minutos de ventaja respecto a los segundos, que se habían quedado atrapados en el barro durante una hora. Y los inyectores funcionaban perfectamente. La victoria estaba al alcance de la mano. Desde ese momento, solo había un objetivo: mantener la ventaja y llegar a la meta.
Entonces, el gran susto: al inicio de la última etapa, el sexto cilindro volvió a averiarse. «La etapa fue de infarto desde el principio hasta el final», recuerda Christian Koepke. «También porque fue una etapa larguísima». 142 kilómetros cronometrados, unas dos horas y media de tiempo de conducción, ¡más del 10% de todo el rally! Y todo ello, sin la potencia plena y con el miedo de quedarse tirados otra vez poco antes de la meta. Y volver a abandonar.
El motor aguantó. «Se demostró que no es necesario exigir el 100% de la potencia para ganar», comenta Christian Koepke.
Claro vencedor.
Con más de una hora de ventaja respecto a los siete competidores Unimog, el RennMog II atravesó por fin la línea de meta. ¿Es mucho? Sí y no, explican Christian Koepke y Steffen Braun. Por un lado, los 60 minutos de ventaja se pueden perder rápidamente por un problema técnico, por sanciones, por un error de navegación. Por otro lado, es raro que la ventaja sea tan grande.
Mucha o no, para el claro vencedor fue suficiente. «La guinda es que, este año, el rally estaba de aniversario», dice Christian Koepke.
Por fin, tiempo para la estrategia.
«El comportamiento del Unimog en la pista ha sido claramente superior a los competidores», destaca Steffen Braun. Y eso permite una conducción táctica, «el rendimiento permite conducir más lento en la etapa nocturna, por ejemplo, y compensar el tiempo perdido durante el día». O tener tiempo para encontrar el camino correcto en el barro. Para no hundirse en el barro como el resto de competidores y seguir por el campo.
«Nos enorgullece mucho que el concepto y la tecnología funcionen», comenta Christian Koepke.
¿Y ahora qué?
«Hace dos años, se habrían reído de nosotros», recuerda Christian Koepke. Ahora, el RennMog II es el ejemplo a seguir: Muchos equipos del Rallye Breslau se plantean equipar su vehículo con motor central. La competencia no se queda parada. Sin embargo, está claro que el equipo Unimog Racing de Eggenstein quiere volver a subir al podio. Ahora, el objetivo es conseguir que el motor sea robusto. Y seguir reduciendo el peso.
Además del Rallye Breslau, a los «locos del Unimog», como ellos mismos se denominan, les gustaría ir alguna vez al rally todoterreno en los Balcanes. «Y correr algún rally en el desierto alguna vez», eso le gustaría a Steffen Braun.