«No somos héroes».

El servicio de desactivación de municiones explosivas de Baja Sajonia se traslada al menos tres veces al día.

Se trata de un ejemplar muy especial con luz omnidireccional azul y sirena: el Unimog de alta movilidad U 5023 con «sistema de señalización especial» en la cabina, como dice el experto. El vehículo recientemente puesto en funcionamiento por el servicio de desactivación de municiones explosivas de Baja Sajonia contribuye en gran medida a proteger las vidas de las personas.

Munición de dos guerras mundiales.

El Unimog colabora con los 25 hombres que están listos las 24 horas de cada día para retirar artefactos de las dos guerras mundiales. El U 5023 es el tercer Unimog consecutivo utilizado por el servicio de desactivación de municiones explosivas de Baja Sajonia para retirar del terreno bombas, granadas, minas y munición de forma segura. La retroexcavadora de Ematec (M213) incorporada puede excavar a hasta seis metros de profundidad.

Una cámara de vídeo ayuda de forma fiable al operador de la excavadora mientras trabaja bajo la superficie del terreno. En muchas ocasiones, es una cuestión de milímetros. Además, la cabina del excavador está protegida con refuerzos de acero, un cristal blindado especial y protección lateral contra la proyección de fragmentos. El sistema de regulación de la presión de los neumáticos permite al Unimog moverse bien incluso en terrenos pantanosos, pues la munición explosiva del pasado sigue oculta en todas partes del país: en campos, pantanos, en masas de agua y en la costa.

Proyecto realizado con el concesionario Unimog:
Peter Meineke GmbH & Co. KG

Construido para las pruebas más exigentes.

Cambio semiautomático, aire acondicionado, calefacción independiente y rueda de repuesto con dispositivo de elevación: el equipamiento del U 5023 debe ser apto para las condiciones de uso más duras. En caso de emergencia, los miembros del servicio de desactivación de municiones explosivas deben incluso poder cambiar una rueda ellos mismos. «No somos héroes», dice el jefe del servicio de desactivación de municiones explosivas de baja Sajonia, Thomas Bleicher. «Nuestro trabajo consiste en proteger a la población de los terribles peligros de las guerras mundiales».

1.200 operaciones al año.

El incremento de las operaciones en los últimos tiempos se debe, entre otras cosas, a hallazgos fortuitos por parte de usuarios aficionados de sondas y detectores de metales. Bleicher insiste de manera rotunda en que los particulares no deben dedicarse a la búsqueda de municiones. Por un lado, está estrictamente prohibido y, por otro, es extremadamente peligroso. Desde 2006, dirige el dispositivo formado por un total de 50 personas y que realiza cada año cerca de 1.200 operaciones que resultan en la retirada y la desactivación de más de 100 toneladas de munición.

Según cuenta, los hombres del servicio sienten el máximo respeto ante cada pieza de artillería, sin importar lo pequeña que sea: «Una granada de mano de unos 80 años de antigüedad con una sensible tecnología de activación es mucho más delicada que una bomba aérea de diez quintales de peso con activación mecánica».

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