El Unimog U 530: un experto versátil en la costa del Báltico.
Arriba, en el norte de Alemania, en la bahía de Eckernförder, tiene su sede la empresa de Sönke Greve. Realiza tareas que, para muchos, pasan desapercibidas en el día a día, pero que tienen una gran importancia.
Héroe cotidiano con tradición.
Sönke Greve se ha especializado en el control de plagas. Esto incluye un gran número de medidas preventivas que actualmente son indispensables en el comercio de alimentos y en las empresas productoras. Se trata de medidas obligatorias para todos los supermercados en las que, sin embargo, ningún consumidor repara. Además, Greve ofrece el control de plagas como servicio para explotaciones agrícolas, y servicios de invierno y mantenimiento de las zonas verdes de las carreteras para algunas ciudades y municipios.
La empresa se fundó poco después de la Segunda Guerra Mundial. Pronto, el primer Unimog con fumigador, todavía de la casa Böhringer, se unió a la flota. Así, este fue el primer paso de la relación simbiótica entre la empresa y el Unimog. Sönke Greve, nieto del fundador, ha perdido la cuenta del número total de Unimogs que ha pasado por las tres generaciones de la empresa: «Ya debemos haber alcanzado los veinte».
Actualmente, un moderno Unimog U 530 constituye el pilar fundamental de la empresa, y es ya el tercer Unimog de la serie de portaimplementos. Para realizar el trabajo principal, se le ha incorporado un pulverizador de pesticidas de la empresa Dammann. El pulverizador tiene capacidad para 3000 litros y puede abarcar una anchura de trabajo de entre 24 y 30 metros. Esto permite a Greve responder a las necesidades de clientes más diversas. El moderno control GPS del pulverizador permite una aplicación altamente precisa. Además, los sensores especiales garantizan un control exacto de la altura del varillaje. Cada año se tratan unas 5000 hectáreas.