Un plus de agilidad con el
antiincendios de tracción integral.

Unimog U 218: perfectamente adaptado para el uso específico.

Cuando la cosa se pone al rojo vivo lejos de las carreteras asfaltadas, los vehículos antiincendios convencionales no tienen nada que hacer: demasiado aparatosos, demasiado pesados, poco manejables para llegar al foco del incendio. Desde finales de 2015, el cuerpo de bomberos de la localidad alemana de Oer-Erkenschwick utiliza como autobomba un Unimog con un equipamiento muy particular.

El clamor de la sirena con sus 120 decibelios no pasa desapercibido. Aunque es hora punta, Marco Röder tiene vía libre. En sólo ocho minutos llega al lugar de intervención, un cámping. ¿Dónde está el fuego? ¿Se ha prendido la barbacoa, las cortinas de una autocaravana, o algo peor? «Qué va, por suerte es sólo un simulacro», desvela el bombero mientras sus compañeros desenrollan en un santiamén la manguera de 50 metros para extinguir las supuestas llamas. Michael Neumann, Lutz Böhm y Florian Cornelius son un equipo perfectamente compenetrado. «Es importante actuar deprisa, pero cada maniobra tiene que ejecutarse correctamente», explica Michael Wolters, portavoz de prensa del cuerpo de bomberos de Oer-Erkenschwick. Hoy les acompaña para hacer fotos del nuevo Unimog U 218 en acción que más tarde subirá a su página de una red social.

Un equipo sólido.

Con más de 100 voluntarios, el cuerpo de bomberos de esta localidad de 30.000 habitantes está bien preparado para afrontar cualquier misión. Michael Wolters es el responsable de relaciones públicas y al mismo tiempo dirige el equipo de bomberos 1 de Erkenschwick, la unidad de protección contra incendios en el núcleo urbano. El equipo 2 cubre los polígonos industriales, empresas artesanales y zonas residenciales. El ámbito de intervención del equipo 3 se sitúa en la periferia de los bosques del Haard. «Aparte de zonas residenciales, allí hay muchos cultivos agrícolas y una extensa zona forestal; así pues, no es terreno apto para nuestros gigantes rojos.»

Amplio equipamiento especial.

Un U 20 era hasta ahora el todoterreno compacto encargado de las labores de extinción en el Haard. «Este Unimog era suficientemente maniobrable para incendios y operaciones de salvamento». No obstante, por motivos medioambientales y de antigüedad, en 2015 se decidió realizar una nueva adquisición. Pero el modelo elegido, un U 218, no tenía la longitud suficiente para ejercer de autobomba con cisterna de 2.000 litros de agua según estipulaba la norma DIN modificada en abril de 2011. Por ese motivo se procedió a prolongar la distancia entre ejes de 2,8 a 3,6 metros, lo que permitía alojar sin problemas los equipos técnicos de extinción, la ropa de protección y los equipos de salvamento, de asistencia sanitaria y reanimación. Para lograr una presión del agua de 6 bares se requiere un caudal de 100 l/min. Una instalación de refrigeración integrada asegura que el agua no se caliente en exceso.

Ingeniosas funciones especiales contra las altas temperaturas.

El calor representa un problema no sólo para las labores de extinción en sí, sino también para los neumáticos de 20 pulgadas y relieve profundo. Para que estos no se sobrecalienten, el carrocero Schlingmann, especializado en vehículos de bomberos, ha ideado una solución muy ingeniosa: un sistema de pulverización de agua montado en la parte delantera cuya presión se regula a través del acelerador. Unos cabezales pulverizadores de hasta 8 bares de presión protegen las llantas y los neumáticos del calor extremo.

«Con el U 218 L podemos acceder mucho mejor a focos de incendio en zonas aisladas de bosques y campos. Con los vehículos grandes eso es imposible.» Pero no sólo el Unimog es pequeño y maniobrable, también el nuevo equipo de extinción está adaptado a las dimensiones compactas de este potente vehículo de 177 CV. «Los racores instalados son mucho más manejables que los habituales para mangueras de 42, 52 ó 70 mm», precisa Lutz Böhm.

Las mochilas extintoras, a prueba.

El debutante de color rojo vivo —que responde al código de radiocomunicación Oer TLF 2000-1— no sólo cuenta con todas las herramientas prescritas por la norma DIN 14530-18 (hacha, maza, azada, pala grande, pala pequeña y escoba), sino que incorpora además una nueva herramienta multifunción de 5,5 kg de peso llamada «Halligan». Esta especie de palanqueta de 750 mm de longitud viene de EE.UU. y combina una garra, una hoja y un pico. «Puede utilizarse para romper ventanas», comenta Wolters. A bordo viajan también unas mochilas extintoras. Lutz Böhm y Florian Cornelius prueban sobre el terreno estas bolsas especiales de 19 litros de capacidad.

Gran afluencia de visitantes a la presentación del nuevo vehículo de bomberos de la representación general de Unimog RKF-Bleses.

Incluso el escape presenta un diseño específico para el servicio de bomberos.

Daimler presentó el primer U 218 en ejecución autobomba TLF 2000 en la edición del año pasado de la feria Interschutz; se vendió de inmediato. «Estamos preparando el suministro de más ejemplares, ya que han tenido una excelente acogida, mejor de lo que esperábamos», asegura Andreas Beckschulze, del concesionario de Unimog RKF-Bleses, en Münster. El cuerpo de bomberos no es terreno desconocido para este vehículo multiusos. Desde la posguerra el Unimog se emplea con éxito en labores de extinción de incendios y protección civil. La opción preferida son, lógicamente, los modelos de alta movilidad, que se emplean para la extinción de incendios forestales y de grandes proporciones, sobre todo en España, Francia y Grecia. «Pero, gracias a su diseño compacto, los nuevos modelos pequeños están predestinados para misiones especiales y para zonas con topografía ligeramente escarpada», añade Beckschulze.

Este maniobrable cuatro cilindros en ejecución Euro 6 cuenta con todo lo necesario. El escape, por ejemplo, se colocó en una posición baja; fue una tarea complicada, pero en la práctica aporta grandes ventajas. Se prescindió además del árbol de toma de fuerza delantero. En el U 218 se requieren otros equipos, como sistemas de señalización eficaces, capaces de despertar de golpe incluso al conductor más soñoliento. En un acto reflejo, en cuanto finaliza el simulacro Marco Röder acciona los interruptores correspondientes y suenan las cuatro bocinas de caracol neumáticas anunciando desde lejos y a todo volumen la llegada del vehículo rojo de Wörth.

Fuente: Revista Unimog 2/2016
Texto: Gerfried Vogt
Fotos: Martin Heying

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